POR: VANNESA CORONADO
DESMONTE DEL FRENTE NACIONAL Y CRISIS DE ESTADO
Teniendo como punto de referencia la
articulación de los dos partidos tradicionales (Liberal y conservador), en el
mandato de Lleras Restrepo, empezó a darse un fenómeno de abstensión política,
lo cual llevo a diferencia marcadas en los acuerdos suscritos entre dichos partidos,
dejando al descubierto un Estado dotado de gran fortaleza económica, pero
debilitado Institucionalmente.
Posteriormente en el mandato de
Pastrana Borrero se evidencia, la creación de un tercer partido, en el cual se
conjugarían diferentes intereses políticos, con el fin de lograr la ruptura del
bipartidismo existente, y si bien este cometido no se logro, si es cierto que
debilito esta tradición política bipartidista.
Este debilitamiento desarrollo y
genero en nuestro País, movimientos alzados en armas, protestas, y movimientos
que rebasaron los diferentes esquemas organizativos propuestos por los partidos
políticos tradicionales.
Una de las particularidades del
frente nacional fue la exclusión de todo grupo o movimiento que no se
identificara con los postulados del bipartidismo. La protesta social, y el
accionar político de los sindicatos, organizaciones campesinas, movimientos
políticos de izquierda y de universitarios quedaron en manos de la Institución militar
que irrumpía en el Estado, para asumir la creciente confrontaron de esta con la
sociedad civil.
Los gobiernos siguientes, el de
Alfonso Lopez y Julio Cesar Turbay
Ayala, se desarrollaron sin mayores cambios significativos, en un creciente
clientelismo, en un amañado reparto fiscal y la corrupción política, rompiendo
todo canal de comunicación entre el electorado y la dirigencia política cada
vez mas distante de los partidos políticos, generando como respuesta, el
incremento de movimientos y paros cívicos, cuyo objetivo era el de reclamar al
Estado, servicios, inversión, vías de comunicación, educación, salud, dejando
en claro el escaso grado de democratización del régimen político.
Se
sabe que hubo un gran número de protestas sociales de todo orden que incluían
desde las campesinas hasta las gremiales, pasando por las estudiantiles,
obreras, sindicales, indígenas o de mujeres (1). También surgieron
organizaciones civiles y políticas como la ANUC y las JAC (ambas creadas oficialmente bajo
el gobierno de Lleras Restrepo), así como el MRL, la ANAPO , la UNO , el MOIR y otras que
quisieron probar la "democracia" Colombiana abriéndose paso a
codazos entre la inercia bipartidista. Así mismo, desde la Iglesia hubo un fuerte y
semiclandestino sector disidente que se comprometió con un evangelismo
practicante inspirado en la encíclica Populorum Progresio (sobre el
desarrollo de los pueblos), enunciada por el Papa Paulo VI en 1967 y conocida
en la segunda Asamblea General del CELAM, realizada en Medellín en 1968. Este
sector, denominado Golconda, al igual que las Comunidades Eclesiásticas de
Base, en su momento, se convirtió en una alternativa de acción comunitaria para
la población marginal del país.
Sin
embargo Hartlyn considero, que estos movimientos constituyeron un desafío al régimen,
pero que no lograron poner en riesgo la estabilidad del mismo, dado que no
debilitaron el bipartidismo, sino las formas de oposición políticas, y por el contrario se fortalecieron los
grupos guerrilleros que irrumpían en ese momento, tal es el caso del M-19
El balance del Frente Nacional (2). hubiera sido, probablemente, muy positivo si
hubiese sido desmontado en las fechas previstas. Pero las cúpulas bipartidistas decidieron en mala hora,
a fines de los años 60, prolongar el pacto burocrático mediante un parágrafo en
el artículo 120 de la
Constitución Nacional , el cual exigía darle una participación
adecuada y equitativa al segundo partido en votos tras cada elección. Fue un
desastre. Lo bueno del Frente
Nacional (en particular, la superación de los "odios heredados" y la
recuperación de las instituciones civiles) ya se había alcanzado. Con este
parágrafo nefasto se prolongó, por el contrario, todo lo negativo que
arrastraba el Frente Nacional: la burocratización clientelista de los partidos
tradicionales, el debilitamiento de la competencia Inter-partidista y, sobre
todo, el sentimiento de exclusión de la oposición política.
Hubo que esperar hasta la imposición del esquema
gobierno-oposición bajo el gobierno de Virgilio Barco en 1986 y, sobre todo, a la Constitución de 1991,
para poder llevar a cabo el desmonte final del Frente Nacional. Una eternidad.
Tras
asumir la presidencia de Colombia el 7 de agosto
de 1986,
Barco emprendió el esquema gobierno-oposición para acabar con los vestigios del
Frente Nacional, por lo que contó en su gabinete sólo con representantes del
Partido Liberal.
Referencias:
Álvaro
Acevedo Tarazona, Salomón Castaño Álvarez: El Frente Nacional Una reflexión histórica de su legitimidad política: Revista No. 28 Ciencias Humanas.
(1) ARCHILA NEIRA,
Mauricio. Protesta social y estado en el Frente Nacional. En: Controversia.
Bogotá. CINEP. Nº 170 (1997); p. 10
(2) HARTLYN,
Jonathan. La política del Régimen de coalición: La experiencia del Frente
Nacional en Colombia. Bogotá: Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de los
Andes (CEI) - Ediciones Uniandes - Tercer Mundo Editores, 1993. p. 14, 25,
298-304.
Maria Esther Novoa: Régimen y sistema Político Colombiano II, Programa
de Administración Pública, Escuela Superior de Administración Pública.