martes, 8 de mayo de 2012


POR: RAMON HERNANDEZ

LA SUBVERSION EN COLOMBIA DESDE LO POLITICO
La guerra política es un componente específico y con perfiles propios de la guerra subversiva que Colombia, como otras naciones democrática, como otras sociedades abiertas, desde hace varias décadas. Sus efectos son devastadores. Sin embargo, la actualidad de esa guerra política ofensiva no es visible sino para una minoría de responsables políticos y por eso el estado y, sobre todo, la sociedad civil Colombia, carecen de organismo aptos para contrarrestarla y parecen impotentes ante esa agresión.
La guerra política es intensificada, en el caso colombiano, cuando el avance militar de las organizaciones subversivas armadas decrece o entran en crisis. Cuando este ultimo factor, el avance militar subversivo, toma la iniciativa, los agentes de la guerra política pierden estabilidad y corren más riesgos.
En Colombia la guerra subversiva fue siempre disfrazada por sus impulsores bajo los ropajes de una guerra “civil” de una guerra de “liberación” de una guerra legitima de los oprimidos contra los opresores en realidad se trataba de una guerra subversiva, integral y total, decretada y dirigida por una potencia extranjera y con un componente armado violento visible que movilizo parcialmente las defensas del estado. El aspecto oculto, la guerra política, nunca pudo ser puesto ante el escrutinio público pues los responsables de esa guerra hicieron prevalecer su punto de vista ante la opinión publica: la lucha contra el comunismo la “fase contigua y superior del liberalismo” según ellos, es un acto “antidemocrático” e incluso un ejemplo de “fascismo”.
LOS ESCENARIOS DE LA GUERRA POLITICA
La guerra política es liberada sobre dos planos principales: desde el interior del país y desde el extranjero.
En el plano interior, esa modalidad de guerra ocupa dos grandes ejes o áreas de trabajo y desarrolla particularmente dos tipos de actividades distintas y con métodos diferentes.
1 una labor de infiltración de agentes controlados en las fuerzas militares y de policía, en los principales ministerios, en la fiscalía, en la procuraduría, asi como en el medio financiero, en los sindicatos, en el sector de la educación nacional y en la iglesia.
El objetivo de esa infiltración no es perturbar ni sabotear directamente el aparato de estado ni las instituciones sino obtener informaciones sensibles y privilegiadas para alimentar la base de datos de las dirigencias “revolucionarias” es una labor silenciosa, secreta y discreta. Sus agentes tienen. O simulan tener, el mismo discurso de los organismos penetrados.

ELABORADO POR: RAMON HERNANDEZ
    

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